HISPACON 2010 POR DENTRO, Por José Vicente Ortuño

Una Hispacón se organiza con mucha ilusión. Un puñado de frikis sin un céntimo no podría meterse en ese berenjenal sin grandes dosis de ilusión. Pero también hace falta trabajar en equipo. Los componentes de la Asociación Valenciana de Anticipación contábamos con la experiencia de haber sido Junta Directiva de la Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (www.aefcft.com) durante el periodo 2004-2005. En aquellos no tan lejanos años, tomamos las riendas de la antigua AEFCF, la refundamos como AEFCFT y la reflotamos. En 2009 volvimos a ser elegidos Junta Directiva de la AEFCFT. Tras estos años de experiencia, éramos conscientes de que trabajamos bien juntos y sabíamos qué se nos da bien a cada cual.

Pero, ¿qué nos llevó a meternos en ese lío? Pues porque, quien se había comprometido a organizar la Hispacón 2010, no daba señales de vida. Como no queríamos que la continuidad de las Hispacones se truncase, el pasado mes de abril decidimos organizarla.
Para comenzar necesitábamos una sede para la convención. El Ayuntamiento de Burjassot, siempre dispuesto a patrocinar manifestaciones culturales —aunque parezca increíble, hay ayuntamientos que no están interesados en la cultura—, nos ofreció el Instituto Municipal de Cultura y Juventud de Burjassot, pero sin ayuda económica —que la cosa está muy mal, oye—. Así Burjassot se convertía por cuarta vez en sede de una Hispacó, ya que anteriormente se celebró los años 1994, 1996 y 1998.

El IMCJB es un edificio de tres plantas, que cuenta con salas para exposiciones, conferencias, proyecciones, auditorio al aire libre, salón de actos, cafetería, biblioteca… Una vez conseguida la sede, necesitábamos invitados de honor. Decidimos invitar a los más célebres escritores valencianos de género fantástico: Laura Gallego (Fantasía), Pilar Pedraza (Terror), Juan Miguel Aguilera y Javier Redal (Ciencia Ficción). Pero no queríamos quedarnos sólo en la literatura, así que contactamos con el dibujante Paco Roca (Premio Nacional del Cómic 2008 por su obra “Arrugas”) y el cineasta Paco Plaza (Romasanta, REC y REC 2). Cada vez que uno de ellos aceptaba acudir de forma desinteresada, dábamos sal… No, no dábamos saltos de alegría, porque podríamos haber provocado un grave seísmo, pero hacíamos la ola con todo el garbo que nos permitían nuestros obesos cuerpos. ¡Y aceptaron todos!

Sabíamos que al menos necesitaríamos cincuenta personas para controlar y atender todos los actos, en todos las salas, stands, etc. Por desgracia la gente no está dispuesta a colaborar “por amor al arte”. Nos fuimos haciendo a la idea de que tendríamos que multiplicarnos mucho y echar mano de nuestros familiares y amigos.

La búsqueda de promotores, que a ser posible que nos proporcionasen algo de dinero, fue ardua. Todos se escudaban tras la crisis económica mundial para no soltar un duro. Con mis mejores dotes literarias conseguí que una amable funcionaria de la Consellería de Turismo nos proporcionase folletos turísticos y mapas de Valencia y que un directivo de COLEBEGA, al que le hizo gracia mi correo electrónico, nos regalase mochilas, agendas, bolígrafos y las botellas de agua que hemos estado bebiendo todos durante la Hispacón.

Gracias a las gestiones de Nacho Blanco recibimos objetos pintorescos: cubos de Rubik, lámparas de lectura, impermeables… La aportación más importante, después de la sede, fue la de la Biblioteca Valenciana, que nos obsequió con un montón de ejemplares del Poema del Mío Cid, en una edición maravillosa, que todos los inscritos han recibido en el pack de bienvenida. ¡Además nos dieron dinero! Al fin podríamos invitar a algún escritor extranjero.

Pero, ¿a quién invitar? Pensamos que, dado nuestro escaso presupuesto y el precio de los pasajes de avión, lo mejor sería que fuese un escritor europeo. Decidimos que serían dos: mi amigo el escritor búlgaro Khristo Poshtakov y el inglés Ian Watson. Éste último respondió que le hubiese gustado asistir, pero que no podría por ser organizador de la NewCon5, que se celebraría en Northampton en las mismas fechas que la Hispacón. Por suerte Khristo Poshtakov accedió a venir. Ya teníamos siete invitados de honor.

Mientras tanto buscábamos alguien que nos hiciese un cartel para la Hispacón. Tanteamos familiares, amigos, vecinos, conocidos… Unos estaban demasiado ocupados, otros fueron incapaces de cumplir en un tiempo razonable, y otros pretendían cobrar por su colaboración. No sabían que una Hispacón se organiza sin dinero y que los organizadores y voluntarios no ganan nada, sino más bien todo lo contrario.

Dicen que hay que tener amigos hasta en el infierno, pero yo creo que es mejor tenerlos en algún sitio más hospitalario y fresco, como Bulgaria, por ejemplo. “Oye Khristo, ¿conoces a alguien que nos pueda hacer un cartel para la Hispacón?”, le dije a mi amigo búlgaro. Tres días después teníamos una maravillosa ilustración de un pintor profesional llamado Kalin Nikolov, búlgaro también, que como único pago pidió que le enviásemos algunos ejemplares del cartel. ¡Eso es amor al arte, sí señor!

La ilustración del cartel está llena de alegorías. Sobre el fondo del Universo plagado de estrellas y galaxias, flota un globo que contiene un rostro humano de mirada soñadora, es el lector-espectador, que sueña con mundos más allá de la imaginación. El dragón representa la Fantasía y los mundos donde existen la magia y los seres imposibles. El pájaro simboliza el vuelo de la Ciencia Ficción, que llega a lugares donde el hombre posiblemente jamás pueda alcanzar. A la izquierda un misterioso extraterrestre cabezón, encarna a los alienígenas siniestros de la literatura y el cine, mientras que al otro lado, esa luna de cara bonachona personaliza a sus némesis, los ETs simpáticos y amistosos. En último lugar el siniestro tótem, que parece salido de las peores pesadillas de H. P. Lovecraft y que parece abalanzarse sobre nosotros, personifica el Terror, las pesadillas convertidas en divertimento y regocijo de los amantes de las emociones fuertes y la adrenalina.

Para el diseño y composición del cartel me basé en los carteles de cine de los años 50. Si no os gusta yo soy el único culpable, aunque hasta ahora sólo ha puesto objeción un fanático de los libros de zombis, que me preguntó por qué no aparecía ninguno. Le respondí que el zombi llegó tarde a la “foto” porque se había entretenido por el camino comiendo cerebros —risas enlatadas, por favor—. La verdad es que en Bulgaria todavía no están de moda los zombis.

Así pues teníamos un logo (B’10), creado por Carlos Sáez en un momento de delirio. Un cartel que, a pesar de los retrasos y frustraciones, quedó estupendo. Siete Invitados de Honor. Una Sede fantástica…

El tiempo pasaba volando y se nos echó encima el verano. En agosto España cierra por vacaciones y nosotros nos mordíamos las uñas pensando en la cantidad de cosas que teníamos por hacer, pero que debían esperar a septiembre.

Septiembre fue un mes frenético. Algunos invitados de honor se descolgaron: Pilar Pedraza por problemas de salud y Paco Plaza por asistir al festival de Sitges.

Llegó octubre y fue la locura. La casa de Nacho Blanco se había convertido en un almacén. Nuestros correos electrónicos y teléfonos echaban humo. Los días 7 y 8 preparamos los packs de bienvenida y la casa de Nacho dejó de ser habitable.

Al fin llegó la tan esperada fecha: 9 de octubre.

Si alguien os dice que ha organizado algo similar a la Hispacón y afiirma que todo fue como estaba previsto… ¡miente como un bellaco! Tuvimos fallos, que por suerte nadie notó, pero que nos pusieron de muy mala leche. Los actos se sucedían con puntualidad, siempre que el ponente fuese puntual, claro. Todos corríamos de un lado a otro para tener listo el proyector, si era necesario, el sonido o la cámara de video para luego transcribir las conferencias al Libro de Actas.

El día 10, además de las conferencias, mesas redondas y presentaciones, nuestra invitada Laura Gallego estuvo firmando libros. Acudieron centenares de personas que, durante tres horas, hicieron cola para llevarse las elaboradas dedicatorias de Laura. La escritora, con una paciencia digna de elogio, respondió todas las preguntas de sus fans, por impertinentes que fuesen algunas. Yo, cámara en mano, me dediqué a entrevistar a la gente que hacía cola. Los había que habían venido expresamente de Valladolid, Barcelona, Tarragona… padres y madres que habían llevado a sus hijas e hijos a ver a su escritora favorita.

Por la noche noventa comensales asistimos al Festín en Mos Eisley, en el que se sirvieron manjares de todos los rincones de la Vía Láctea: Hamburguesas Klingon, Soylent Green, Mollejas de Gandulfo, Pastelitos Melange, Santa Granada de Aquitania, Pastel de Rokeg, Larvas Ferengi, Progenie de Cthulu, Manteca de cucaracha, Ensalada Barrayanesa. Y para beber: Agua de Altair, Slurm, Esencia Oscura, Sangre de Khali, Amontillado de Barril, Esencia de Melange, Leche de Wanta, Raktagino y Moet Chandon cosecha de 2265. Hay que resaltar que ningún Bothan murió en la confección del menú.

El lunes 11 todo fue de maravilla y por la noche ciento cincuenta personas asistimos a la Cena de Gala, el momento cumbre de cada Hispacón. Se entregaron los premios NOCTE, Domingo Santos e Ignotus. Y por primera vez en la historia, cada asistente recibió un miniIgnotus de recuerdo.

La mañana del día 12 la pasé en la Asamblea de la AEFCFT, acto sólo para socios. Acto seguido clausuramos la Hispacón 2010, despedimos a los últimos asistentes y comenzamos a desmontarlo todo. El tiempo, que tan favorable nos había sido hasta ese momento, cambió de forma radical y comenzó la famosa Gota Fría Valenciana. Como no podíamos dejar nada para el día siguiente, trasladamos todo de nuevo a casa de Nacho, que volvió a ser inhabitable. Al final de la tarde regresamos cada uno a su casa a descansar. Dicen que Nacho se tumbó sobre unas cajas y, en el momento de escribir esta crónica, todavía está allí roncando, agotado.
  
Aunque haya relatado en primera persona, mi aportación a la Hispacón no fue nada en comparación a la de mis compañeros: Nacho Blanco, sin cuya ilusión, dedicación, ideas locas y algún latigazo, jamás habría existido esta Hispacón. Su casa fue sede de nuestras reuniones y almacén para los materiales. Carlos Sáez, nuestro presidente, con quien colaboré en las relaciones públicas, consiguió contactos con los medios de comunicación, Invitados de Honor y muchas cosas más. Sergio Mars, que, además de gestionar todas las propuestas de actos que nos llovían, consiguió convertirlas en un programa coherente sin perder la cordura. Fernando “Polako” García se las maravilló para imprimir carteles, folletos y un sin fin de cosas, que nos ahorraron una “pasta gansa”. Eduardo Lluna hizo infinidad de gestiones importantes en su tiempo libre y controló las inscripciones. Miguel Navarro, nuestro abogado particular, llevó los asuntos legales respecto a permisos y otras cosas arcanas. Toni Cerveró nos proporcionó programas y materiales informáticos, proyectores de vídeo y cámaras. Raquel Blanco se encargó del diseño de las botellas de Licor de Melange y Vino de Sangre Klingon, de las carpetas para los certificados de asistencia y varias cosas más que quedaron preciosas. Y no olvidemos a los voluntarios, que trabajaron para que los verdaderos protagonistas de la Hiapacón 2010, los ponentes y el público asistente, estuviesen a gusto. Gracias a todos los que nos ayudaron y apoyaron, especialmente a nuestras familias, por tener tanta paciencia, y a quienes asistieron a la Hispacón, pues sin ellos jamás habría existido.

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